¿Cómo y dónde estás Juan?, ¿asustado, deprimido y alcoholizado?,
¿furioso de que nada te salió bien?, ¿harto de tu mediocridad?,
¿horrorizado de tu desnudez ahora
que te miras en el espejo de tu realidad?, ¿angustiado porque se te fue
el tiempo con mucha pena y nada de gloria?, ¿apanicado por lo que se te
está viniendo encima?, ¿preocupado por lo que está saliendo a relucir
?, ¿amargado porque al final, como castillo de naipes se derrumbaron
todas y cada una de tus costosas y fantasiosas mentiras?
¿Qué sientes cuando en vez de tu ansiada inmortalidad lo que ves es a
multitudes gritándote en las calles ¡ratero, ratero!?, ¿abatido porque,
iluso, pensaste que tus incondicionales lo seguirían siendo después del
poder y la nómina? ¿adolorido por tantas mentadas de madre que te están
lloviendo a causa del desastroso estado en que dejaste a Chiapas?;
¿siquiera un poquito abochornado al ver que mientras tú te gastas las
maletas de dinero que sacaste en los aviones del gobierno, miles de
chiapanecos se quedaron sin su salario ganado con el sudor de su
frente? Te entiendo, debe ser frustrante, pero aunque no lo creas, te
tengo una solución para los virulentos días que se te vienen.
Entre muchas pifias, cometiste la estupidez de dividir a Chiapas en
dos bandos: en una esquina el de tus aduladores, vasallos y
cómplices. En la otra, a los que te despreciamos y criticamos (no
muchos, por cierto), y que bajo ninguna circunstancia aceptamos que
despreciarte a ti signifique despreciar a Chiapas.
Dividiste mal, ese fue tu problema. No supiste hacer la raya de la división.
Chiapas ya estaba dividido antes de que tú llegaras, pero no tanto
como ahora lo dejaste. Ya existía la barrera entre ricos y pobres, pero
tú ahondaste la división en dos grandes frentes: los que creyeron y
replicaron tus ridículas y costosas mentiras y los que jamás te creímos y
siempre te denunciamos. Aunque ahora cualquiera agarre valor.
De estos dos bloques, surgieron todos los demás en que nos
dividimos: críticos y porristas; ladrones y honrados; trabajadores y
parásitos; cínicos y pudorosos; zalameros y acusadores; corruptos y
decentes.
Durante todo el tiempo era obligada la definición: estábamos incondicionalmente contigo o de plano estábamos contra ti.
Los que te quemaban incienso eran juanitos; los que te
criticamos arriesgando el pellejo, siempre recibimos la sospecha y el
estigma de que lo hacíamos por ser tus enemigos.
Los que no creímos nunca tus mentiras, los que aquí nos quedamos
ahora que te largaste, somos la inmensa mayoría de los chiapanecos;
somos los que mantenemos vivo a Chiapas y logramos sobrevivir a pesar de
tu pandilla de atracadores.
En este lado están los mejores, los que hacemos la vida cotidiana y
que jamás contamos para nada en tu fastuosa propaganda. Estos somos los
que creamos. Creamos riqueza, creamos progreso, creamos dinero, creamos
empleo, creamos belleza, creamos conciencia y, aunque suene loco y
redundante, “creamos creación”.
Los otros, que son los que elegiste para rodearte, los que
inventaste, los Perkins, Nemesios, Serrano Pillos, Jaires, Yasires,
Racieles, Culebros, Castellanos, Castañones, las Isabeles, Maydas,
Magdalenas y demás fauna nociva, tu cártel, pues, para decirlo claro,
no crearon nada, son unos ladrones, parásitos, zánganos, miserables.
Ojo, que no estoy diciendo que sean pobres o que no se enriquecieron.
Se han ido con mucho dinero, tanto que no nos cabe en la cabeza dónde
puedes tú y ellos, tener impunemente todo eso que se llevaron; nos has
saqueado y nos dejaste la casa convertida en un basurero.
Los mencionados son los nuevos ricos que forjaron su fortuna a costa
de Chiapas y que ahora que terminas tu mal gobierno se irán contigo a
Acapulco, a Valle de Bravo, al DF, a Tlaxcala, a Torreón (ahí donde
lavaste para tu beneficio el dinero de los chiapanecos, ¿Remember “Grupo
Sol”?), a Houston, a Miami, a El Amate, a cualquier parte. De perdida
al rancho de AMLO: a la chingada.
Ah!, porque esperamos que no los dejes enquistados en el gobierno de Manuel Velasco. ¡No! Por el amor de Dios.
Esos, los de tu banda, no son, nunca fueron creadores. En realidad no aportaron ni una idea, nunca crearon nada.
La división en la que dejaste sumido a Chiapas, sabes, es como…
imaginemos, dos tribus que llegan a una isla hermosa, llena de animales
comestibles, frutas, vegetales y todo eso.
Una tribu se dedica a arrasar, a depredar todo lo que hay ahí; la
otra decide crear formas de sembrar, de producir, de criar animales, de
luchar con la naturaleza para depender lo menos posible de ella. De
trabajar de manera sustentable y correcta.
Y ahí está el problema, Juan, tú dividiste el estado en depredadores y
creadores, y te quedaste con los primeros porque siempre fuiste parte
de esa horda. De ahí vienes; eres de esa calaña: huérfano, desheredado,
mostrenco. Y pretendiste hacernos creer que eres hijo de quien nunca lo
fuiste, pero del que políticamente sólo heredaste el nombre, las mañas y
los vicios: borracho, adicto, inmoral y bandido.
Por eso despreciaste a los segundos, a los creativos, constructivos y
decentes. Como no soportas la decencia, los atacaste, difamaste,
perseguiste, amenazaste, aterrorizaste, arraigaste, encarcelaste y
eliminaste.
Sin embargo, a pesar de hacer todos los esfuerzos para que tu bando
ganara, a pesar de bravuconadas para lograr imponer “respeto” mediante
el terror, o por hacer que te creyeran por tu propaganda y no por tus
hechos, todo, absolutamente todo, al final, te salió mal.
Los fracasos, en ti, Juan, fueron una constante: dinero público que
se esfumó (ya desde la presidencia municipal tenías esa
mañita), escalofriante deuda que se multiplicó hasta hacerla impagable,
¡40 mil millones de pesos!, sin contar la deuda a proveedores,
constructores, contratistas, burócratas; y hasta al pobre Raymundo Zopilote y su inigualable “Radio Ombligo” figuran entre tus víctimas.
Tus aventuras financieras hicieron quebrar instituciones. Tu
corrupción y rapiña no tienen precedente; anarquía administrativa (dónde
se había visto que los pobres trabajadores tuvieran que llevar su
propio papel sanitario para limpiarse el fundillo o que en las oficinas
no hubiera papel ni para sacar actas o que un nuevo gobierno carezca de
dinero hasta para pagar salarios); brutal ignorancia de la ley,
obras inexistentes, dinero que no alcanzó al final ni para mantener tu
circo.
Las tierras que en Chiapas eran productivas las convertiste en
desiertos, por tu estúpida ocurrencia del piñón y el mentado biodiesel
que jamás existió porque tus conejos y tapachultecos buses los sostenías
con aceite de pollo rostizado. La grotesca propaganda se ha vuelto
contra ti.
Tus metas milenarias, que nadie entendió nunca, sólo fueron
alimentadas perversamente por la complicidad de la ONU y Magdy Martínez,
a quien compraste con favores, regalos y paga, y quien sabe si no hasta
con mayatería.
Qué decir de tu “protector” Ricardo Salinas Pliego, quien, como bien
dice Jenaro Villamil, terminó adueñándose de Chiapas y rellenándose las
bolsas de nuestro dinero (como corresponde al más grande usurero de
México) con sus absurdas ciudades rurales “sustentables” que ni son
ciudades, ni son sustentables, convertidas desde ya en pueblos
fantasmas; su Parque Eólico en terrenos que le regalaste, el equipo
Jaguares que se lo diste a cambio de tiempo-aire en tv azteca, a pesar
de que afirmaste mentirosamente que fue una compraventa, de la cual no
existe un sólo peso ingresado a nuestras quebradas arcas (checar Ley de
Ingresos).
Todavía le sobró descaro para que le que rogaras para que agarrara el
equipo, y el muy abusivo te puso como condición que lo tomaba siempre y
cuando el gobierno de Chiapas se hiciera cargo de la nómina y los
gastos, y así, mientras que por un lado declarabas que se vendía el club
de futbol porque el estado no tenía para mantenerlo, por otro, le
pasabas mensualmente la escandalosa suma de ¡14 millones de pesos!
mediante malabares financieros que Carlos Jair tendrá que explicar ante
un juez.
Y por si no fuera ya suficiente, le diste la concesión por 30 años de
tu “obra magna”, “La Torre Chiapas” para que él sea quien cobre la
renta en las lujosas oficinas que construiste con dinero público pero
que terminó siendo un negocio privado. Dijiste que esa “gran obra” que
no se construía en Chiapas desde los tiempos de tu alcohólico padre, se
realizaba para ahorrarse 40 millones de pesos al año que se pagaban por
concepto de rentas. Al final resultó que, tan sólo de puro
mantenimiento, la dichosa torre cuesta ¡10 millones de pesos mensuales,
120 millones anuales!
¡Vivo dirés que sos! dicen en Chiapa de Corzo.
Tu dispendio en medios es y será tema internacional. Fuiste, obviamente, el cliente número uno de Televisión Azteca.
No fue la Coca Cola, no Cemex, no Slim, no Peña Nieto. No, fuiste tú,
el gobernador del más empobrecido de los estados de la República.
En imagen invertiste y depredaste fortunas del erario para tu
promoción personal como nunca antes y como nadie antes en la historia de
este fregado pueblo. Ninguno de los otros, gobiernos ni hombres ricos,
gastó en esa televisora lo que tu gastaste con nuestro dinero. En
Televisa no cantaste mal las rancheras. ¿Y de qué te sirvió? Si tan sólo
te gustara la buena música habrías aprendido con José Alfredo que “el
cariño comprado ni sabe quererse ni puede ser fiel”. ¿Qué te queda de
toda esa falsa popularidad que quisiste comprar con nuestro dinero?
Nada; sólo desprecio y repugnancia.
Eres tan estúpido que pensaste que toda la chiapanecada lo es también
y hasta quisiste hacernos creer, en el colmo de tu desfachatez, que la
cocaína ¡se puede convertir en leche!
¿Y qué decir de tus hospitales? Construiste elefantes blancos
sólo para competir contra la sombra de tu pasado. Costosos edificios,
equipo de alta tecnología, algunas camas, bonitas farmacias (que te
servían de utilería de un hospital a otro cada que inaugurabas uno
nuevo), pero sin especialistas, sin enfermeras, sin personal capacitado
para manejar los equipos, sin medicamentos, sin reactivos, sin aspirinas
siquiera, sin presupuesto para sostenerlos, sin pacientes… sin vida.
Cómo te pesó el fantasma de tu antecesor, a tal extremo, que no hubo nada que hicieras que no tuviera la obsesión de superarlo.
¿Y tu programa “AGUA PARA TODOS, TODOS LOS DÍAS”?
Explícale al pueblo de Chiapas que compraste, mediante asignación
directa, 100 millones de pesos en plantas de saneamiento “Miox” y
“Discovery” para todo el estado; y que ¡en ningún municipio se instaló
siquiera! Eso sí, tus 20 millones de comisión los cobraste por adela, y
desde tus oficinas salieron las órdenes firmadas. ¿Qué clase de roedor
eres, grandisísimo rata?
¿Qué tienes que decirle a miles de tuxtlecos que reciben una
miserable dotación de agua una sola vez por semana? ¡Ah! pero dejaste un
proyecto para hacer navegable el Río Sabinal, seguramente para que se
vayan a bañar ahí los que no reciben el agua en su casa y se enriquezca
más tu compadre Emmanuel. El problema empezó desde que te robaste 120
millones del préstamo de Banobras para ese proyecto cuando eras alcalde.
Lo bandido ya lo traes en las venas.
Tu vocación empequeñecedora tiene su monumento con el atraco de tu
alfil Yassir Vázquez en las calles de Tuxtla. Mira que encogerlas hasta
hacerlas intransitables, sólo a tu banda de chiflados se le pudo haber
ocurrido.
¿Y lo que hiciste con los constructores chiapanecos?
Quebrarlos, hundirlos y humillarlos porque trajiste a tus empresas
fuereñas y te quedaste con todas las ganancias (“El más grande
constructor” jaja). Según tú, para que nadie en la aldea se enterara,
redujiste a nuestros constructores en viles destajistas arrojándoles tus
migajas de los subcontratos. De lo poco que les diste los hiciste
financiar obras y nos les pagaste a muchos desde el 2008. Asignaste
obras como el aeropuerto de Palenque a un fuereño y hasta con dos meses
de anticipación ya sabíamos quién lo iba a ganar a cambio de una
comisión de 60 millones. O la obra del rescate del Sabinal que, sin
ruborizarte, asignaste a tu compadre Emmanuel a través de un
prestanombres, con un contrato por 180 millones. Sólo por mencionar dos
ejemplos.
11 constructores fueron a parar a distintos hospitales, infartados,
porque vieron esfumarse el fruto de su trabajo de toda la vida. Qué poca
madre tienes.
¿Y qué hiciste con las finanzas públicas? Recibiste
un estado sin un peso de deuda, y ahora lo tienes endeudado hasta la
madre. 40 mil millones denunció el periódico Reforma, sin contar tus
demás deudas. Lo dejaste quebrado. El gobernador Manuel Velasco, ¿con
qué paga va a gobernar? si no le dejaste ni para lo elemental; todo se
lo llevaron entre tú y la rata de cola larga de Isabel. Qué bien se
entienden el par de bandidos.
Ah! pero el flamante diputado Simón Valanci, el gran barón, como le
puso el Pepe Figueroa, repetía como chachalaca todo el día que Chiapas
mantiene ¡finanzas públicas sanas! Las de él, seguramente, que se roba
hasta las tomas de agua. Y el Jair, que por cierto ya está huyendo,
salió una vez con la mamada de que en el 2006 le debíamos al pueblo y
hoy le debemos a los bancos. ¡Que no mame!
Hoy, después de tu infame gobierno, le debemos a todo el mundo: al pueblo y a los bancos.
La historia comenzó temprano: “bursatilizaste” las finanzas y pediste
5 mil millones (que no aparecen registrados como deuda) sin decirle a
tus maiceados diputados ni al pueblo de Chiapas en qué te los ibas a
gastar. Endeudaste por 5 mil y a la caja sólo llegaron 4 mil 400. ¡Te
robaste 600 millones de pesos en el primer negocio de endeudamiento! Lo
denunció con pruebas, que tanto reclamaban tus 600 troles (los cuales
siguen en una nómina que heredaste, ahora golpeando a Velasco), el
periódico Reforma y hasta hoy día te vas sin haber respondido a la nota del 12 de enero del 2010: “PAGAN MILLONADA ¡PARA ENDEUDARSE!”. “Cobran ejecutivos hasta nueve veces más que los bancos experimentados”.
¿Por qué nunca contestaste semejante denuncia?
Nunca te atreviste a decirle la verdad a tus gobernados. La
bursatilización (endeudamiento en realidad) con que todo comenzó la
hiciste comprometiendo por 5 sexenios los ingresos propios del impuesto
sobre la nómina. Ese es un impuesto local, no federal, y por lo tanto,
nada tiene que ver con participaciones federales. Y el resto también,
hasta sumar los 40 mil millones de adeudo que heredas a nuestro pueblo.
Al ISSTECH lo dejaste quebrado por tu ambición.
Porque tu prima Mayda Guerrero te convenció de que se ganaran una
millonaria comisión metiendo a inversión de riesgo el dinero de las
pensiones de los trabajadores de Chiapas. Con tan mala suerte que las
tres intermediarias financieras en las que apostaron ese dinero, se
fueron a la quiebra, y el fondo sufrió un desfalco de más de mil
millones de pesos, que por no cubrirlo de inmediato ha dejado en la
ruina a muchos trabajadores que nunca verán sus pensiones. A partir de
este enero, ya varios maestros jubilados no han recibido el dinero de
sus pensiones. ¡Qué culero¡
Convertiste a Chiapas en un enorme burlesque y creaste tu empresa familiar SHOWTIME de
tu propiedad y que manejó tu familia (La Guerrero por supuesto) para
hacer un negocio perfecto: la Oficina de Convenciones y Visitantes en la
que pusiste de parapeto a Ana Díaz –pero que dependía sólo de ti–
pagaba por adelantado a los artistas (por ejemplo, Luis Miguel cobró 1
millón 200 mil dólares; unos 15 millones de pesos). Si había ganancias,
ganaba tu familia, la materna. Si había pérdidas, perdía el gobierno con
nuestro dinero. ¡Qué vivo!
Esa oficina de convenciones, creada para tus costosos caprichos
personales, nos salió muy cara a los chiapanecos, jamás podrás evitar
que se conozcan tus asquerosos negocios y triangulaciones con Pedro Haces, Carlos Jair, Mauricio Perkins, Ana Díaz, PROTAMEX, SHOWTIME y esa cueva de ladrones. Ya saldrá mucho sobre esto.
¿Y qué tal tu nuevo partido? Desde el principio de
tu desgobierno creaste 10 mil plazas para operar tu electorero programa
“Chiapas Solidario”, pensando desde entonces en este glorioso momento en
el que nos habrías de legar a la ambiciosa Isabel al frente de
semejante adefesio (cómo te pudo que el Isaín te dijera “de reina de la
belleza a dirigente política”).
No acababa de conocerse la noticia, cuando ya en las redes sociales
(tu dolor de cabeza) estaban dándose un festín con semejante nombre (por
tratarse de palabras homófonas). Lo menos que dijeron fue que en un
claro homenaje a una de tus adicciones predilectas habías decidido
denominar a tu nuevo partido como el POCH (bebida
embriagante de los Chamulas), gran creación por la que serás recordado y
que reafirma tu imagen del borracho que has sido. ¡Que viva el POSH!
Qué jodido debes de sentirte porque, 30 años después, no tuviste
mejores ideas que tu supuesto progenitor (en realidad no tuviste ideas),
a pesar de que te llenaste la boca diciendo que fuiste a la universidad
a estudiar Ciencia Política, mientras que tu padre apenas aprendió a
leer y escribir; y resulta que nos saliste con las mismas pillerías:
tirando dinero a manos llenas, palas, picos, coas, azadones, artistas,
estufas, refrigeradores, bicicletas, pirujas, circo. Sólo te faltó que
nos mentaras la madre desde el balcón de palacio.
¿De verdad Juan, creíste que la gente no se daba cuenta de tus juegos
torpes de poder?, ¿en serio pensaste que se puede ser popular por
decreto?
¿Creíste que el pueblo de Chiapas no se percató que desde el
principio de tu gobierno traicionaste a tu antecesor acusándolo de
ladrón, sólo para que al distraer a la opinión pública te dedicaras a
robar a manos llenas sin que nadie te molestara, tú sí, convertido en el
vulgar y más grande ladrón de Chiapas?
¿De verdad nos creíste tan tontos a todos los chiapanecos? ¿De verdad
creíste que a base de repetirla iba a permanecer tu mentira hasta el
fin?
La mera verdad Juan, nada te salió bien.
Dejaste a la gente harta de tu circo tan burdo y del gran prostíbulo
en el que convertiste al estado de Chiapas. El pueblo está enfurecido
por tus excesos, porque ni siquiera para pagarles su salario dejaste.
Hasta la demagógica medida de suprimir la tenencia ya se revirtió porque
te llevaste todo, desgraciado. Son tan miserables los ingresos de este
estado, y quitar la tenencia fue uno más de tus actos cobardes,
justamente para que al restablecerla el nuevo gobierno, porque no tiene
ni para pagar sueldos, tú le avientes a la gente a la calle para
reclamarle, pero se te revirtió. A quien salimos a mentarle la madre es a
ti, pedazo de bandido, para que regreses lo que te robaste.
Ni siquiera la felicidad de disfrutar que te largaste hemos podido celebrar.
Lo mejor de todo es que ya se terminó lo que parecía interminable.
Ahora, ni duda cabe, eres inmensamente rico pero también jodidamente
infeliz. Ni a las cantinas puedes ir a lucir lo que te robaste. Tienes
que emborracharte como todo alcohólico en un cuarto de hotel o en tu
casa con las ratas, Isabel, Perkins y tu nano, el tal marianito. Es todo
lo que te quedó.
La verdad Juan, te fuiste solo. Loco de contento con tu cargamento de
paga, pero solo. Más solo que un perro ladrándole a la luna.
Completamente solo, obsesionado en continuar tu meteórica e improvisada
carrera política, de perdida como cónsul en San Salvador, pero, la
verdad, es que eres un tipo impresentable. Con que no te metan a la
cárcel debieras de darte por servido, pero lo dudo. El clamor popular no
te va a dejar en paz. Y tu sucesor, ni modo que se trague toda la
porquería que le has dejado. No vamos a dejarte en paz, desgraciado.
Somos como tu sombra que vive porque vives. A donde vayas, te vamos a
perseguir.
Estás sintiendo el frío que viene después del final. Estás espantado,
deprimido, jodido e infeliz, pero loco, loco de dinero, loco de
borracho y de droga. Espero que no se te ocurra en ese afán de imitar al
otro Juan charrasqueado, suicidarte de mentiras como lo intentó aquél.
Pobre Juan. ¿Qué lealtades cosechas al final? Tu gobierno terminó
siendo una coladera. Hasta un velador en el gobierno sabe que, como
nunca en la historia (ni siquiera con tu padre, que ya es mucho decir),
padecimos la peor situación financiera. La fuga de información y, por
supuesto, la documentación que circula profusamente prueba tu
escandaloso peculado, y te vas a sorprender de tus asquerosos desaseos
cuando ahora, ya ausente del gobierno, veas tantas evidencias en manos
de tus otrora aliados. Con peor vara que con la que has medido te van a
medir (a ti con pruebas, no con inventos). ¿Por qué “tus”
excolaboradores filtran tu corrupción? Pues porque nadie se siente
obligado a ser leal a una persona que nada sabe de lealtades. Esa parte
ya tampoco está bajo tu control. Te salió muy mal. Prepárate… al tiempo.
Y así todo, así siempre…
¿Qué pasó, Juan? ¿Por qué nada te funcionó? ¿Cómo es que siendo tan
ladrón terminas como el más miserable de los miserables? ¿Qué falló,
Juan? ¿Qué te falló?
Tuviste todo el dinero que quisiste, aplicaste la fuerza bruta,
ejerciste el poder sin contrapesos ¡y no te funcionó al final!, ¡nada te
funcionó!, gastaste miles de millones de pesos en comprar silencios, en
alquilar elogios, en amedrentar, en intimidar; tuviste ejércitos de
medios y porros bajo tu mando para alabarte, atacar a tus adversarios,
oprimir; compraste voluntades…, ¡y nada funcionó!, ¡hijo de la gran
puta, nada te funcionó!
Y nunca entendiste, fuiste presa de la ira porque no comprendiste qué
es lo que no función, porque usando tantos recursos no sólo no lograste
crear, sino tampoco, por lo menos, mantener lo que otros hombres
hicieron antes que tú.
Yo sí lo sé, Juan. Yo sé cuál fue tu problema, yo sé dónde estuvo tu fallo.
El error fue que no pudiste robar la piedra angular de todo esto, no
pudiste robar lo que hace que una ciudad sea una ciudad y no un montaje,
lo que hace que una tierra sea productiva y no un desierto, eso que
hace que un estado sea próspero por su gente y no por sus gobernantes o
su propaganda:
¡El alma de la gente, pinche Juan!, ¡el alma de este pueblo!, ¡eso es lo que no nos pudiste robar!
El alma, eso que hace que un hombre sea creador, produzca, haga,
invente. Esa cosa que permite salvar obstáculos, esa cosa maravillosa
que hace que un hombre, una mota de polvo en el universo se convierta en
un gigante capaz de transformar su entorno, de someterlo a sus deseos.
El dinero, Juan, no fue tu problema. El problema fue tu ignorancia, tu voracidad, tu ambición, tu mujer, tu cártel.
Tu problema, Juan, es que, aunque robaste mucho, cuando robaste sólo
robabas lo físico, robaste mucho dinero, edificios, obras, muebles,
máquinas, pero eso son cosas materiales que nos vas a tener que
devolver. Te atragantaste.
Sin embargo, lo que realmente mueve todo es la suma de voluntades, lo
que mueve todo es el cerebro y el alma de millones de hombres y mujeres
chiapanecos que hacen que las cosas tengan vida, porque las cosas
cuando no tienen el alma del hombre que las hace útiles, no son nada.
Los zapatos, Juan, no son nada si no tienen al hombre que les dé
vida, no son capaces por sí mismos de hacer huellas y marcar camino, son
sólo una mezcla de cuero, suela, hilos y pegamento, pero sin la mente
del hombre, no son nada.
Y tú, Juan, eres un pobre diablo, un ser despreciable de instintos
primitivos que piensa que si le robaste a un hombre sus zapatos, podrás
caminar como él. Estás jodido. Lo que tenías que haber robado, Juan, es
el ALMA, y esa no la pudiste expropiar.
De nada o de muy poco te servirá tener mucho efectivo y gordas
cuentas bancarias, ni cuántos medios pudiste comprar; no importa cuánto
miedo sembraste, ni cuánto dinero regalaste, ni cuánto te llevaste.
No pudiste robar el alma de los chiapanecos ¡y esa es tu derrota,
pendejo! Por eso nos vas a ver en las plazas, en las calles, en los
parques, frente a los palacios; ahí vas a ver y a conocer lo que no nos
pudiste robar: el alma, la indignación, la rabia. Seremos tu fantasma
viviente que a cada instante nos vas a tener repicándote la conciencia,
si es que tienes.
Te vamos a hacer entender que lo que nos quisiste quitar, no pudiste
quitárnoslo. Ni siquiera nosotros, aún queriendo dártela, podríamos
haberlo hecho, porque el alma es intransferible.
Lamentablemente, Juan, tú que pudiste despojarle la casa a muchos, su
negocio, su dinero, su trabajo, su salario, su aguinaldo, su voz, su
derecho a inconformarse, su libertad, su patrimonio y hasta su vida,
pero más de eso, no les pudiste quitar. Pudiste, incluso, romperles el
alma, pero no la pudiste usar ¡nunca!
Así que, eso es, Juan. Eso es lo que te faltó: robar el alma de los
chiapanecos para que las cosas te funcionaran y como no pudiste te vas a
podrir en tu desgracia, en tu soledad, te vas a suicidar. Por eso,
millones de chiapanecos, desde lo profundo del alma que no pudiste
robarnos, te decimos:
¡Jódete hijo de puta ratero!
¡ Hasta no verte!
¡ Nunca más otro Sabines para Chiapas!
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