Neoliberalismo y escasez
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Con
motivo del Día Nacional del Maíz, movilizaciones en el DF y otras entidades· Más de 300 organizaciones exigen prohibir el cultivo de transgénicos
Elizabeth Velasco C.
Periódico
La JornadaDomingo 30 de septiembre de 2012, p. 4
Sólo la unión de los habitantes del campo y la
ciudad logrará que el maíz (alimento básico, corazón y sustento de México)
sobreviva ante trasnacionales que, como Monsanto, buscan apropiarse de su gran
riqueza, aportada al mundo por nuestros antepasados, señalaron ayer integrantes
de la organización Sin Maíz no hay País.
Instaron a la sociedad a sumarse a la lucha contra
los granos transgénicos, los cuales, en caso de permitirse su siembra
experimental y piloto en el norte de México, causarían daños irreversibles a
las especies nativas, además de contaminación en agua, tierra y aire, con
repercusiones graves a la salud.
En la conmemoración del Día Nacional del Maíz, los
representantes de más de 300 agrupaciones campesinas, ambientalistas, de
derechos humanos y otras, reunidas en el Zócalo, exigieron a las autoridades
mexicanas prohibir la producción, importación y comercialización de grano
transgénico, en momentos en que el gobierno de Felipe Calderón ha expedido 171
permisos para la siembra experimental en el norte de México de semillas
modificadas genéticamente.
En el Zócalo, además de lanzar consignas, se
realizó un performance en el que se representó a Monsanto, que dio
latigazos a esclavos que jalaron una gran paca de rastrojo.
Jesusa Rodríguez, desde un camión que iba a la
cabeza de la penosa marcha, hacía el recuento de los saldos del calderonismo:
miles de desaparecidos y desplazados, una reforma laboral que atenta contra los
trabajadores y campesinos (...) se va y deja más y más dolor al país.
En el Palacio de Bellas Artes los esclavos fueron
liberados. Luego se realizó una danza y se festejó con una elotiza en el
Monumento a la Revolución.
“Calderón y sus ‘secretarios Monsanto’ pretenden
autorizar más de 2 millones de hectáreas de siembra comercial de maíz
transgénico, justo la variedad MON-603, sobre la cual recientemente se demostró
en Francia, con ratas alimentadas durante dos años con ese tipo de maíz, que
produce daños en el sistema reproductivo, malformaciones, tumores y efectos
neurológicos”, afirmó el especialista Víctor Suárez.
El académico Armando Bartra advirtió que con los
permisos de Calderón se busca autorizar paulatinamente la siembra de mayores
extensiones de maíz transgénico, hasta que finalmente se permita su libre
siembra y comercialización, y me temo que el gobierno de Enrique Peña Nieto va
a continuar esta política porque, lamentablemente, la mayor organización
campesina del país, la Confederación Nacional Campesina, estableció desde hace
tiempo una alianza con Monsanto.
Los integrantes de Sin Maíz no hay País advirtieron
que los transgénicos significan el final de la tradición ancestral de la milpa
como sistema de producción y símbolo de la diversidad cultural de la antigua
Mesoamérica, justo en el momento en que el sector campesino ha sido condenado
al abandono, está inmerso en la violencia, faltan oportunidades y prevalece el
desarraigo de jóvenes que no desean seguir siendo campesinos y optan por migrar
a Estados Unidos para producir allá la comida que las trasnacionales nos
venden.
Participante
en la movilización sabatina por el Día Nacional del MaízFoto Roberto García
Ortiz
El resultado es que los productos son caros y de
peor calidad, porque los gobiernos priístas y panistas decidieron importar
alimentos en lugar de apoyar la agricultura nacional.
Los inconformes exigieron combatir la dependencia
alimentaria y el hambre con políticas públicas y presupuesto suficiente para el
campo, que fomente el crecimiento sustentable.
También en otras entidades hubo manifestaciones en
rechazo a la siembra de maíz transgénico. En Cuernavaca, Morelos, unos 300
integrantes de Sin Maíz no hay País marcharon desde la iglesia El Calvario.
Concluyeron con un mitin en el zócalo, donde instalaron una ofrenda con frutos
y granos propios del campo morelense.
En una de sus mantas se leía: Defendamos nuestro
maíz porque es nuestra vida. Otra repudiaba los permisos de siembra experimental
de grano transgénico.
Los campesinos exigieron al gobernador electo,
Graco Ramírez Garrido Abreu –quien asume el cargo mañana–, que dé prioridad al
campo, porque sólo haciéndolo producir las familias agricultoras conseguirán la
libertad alimentaria.
En el parque Los Berros, de Jalapa, Veracruz, se
organizó una verbena, donde se realizaron talleres sobre cómo elaborar
tortillas. Se regalaron tamales y atole elaborados con variedades nativas de
maíz.
Allí, integrantes del Movimiento Agrario Indígena
Zapatista, productores de maíz, ambientalistas y académicos de la Universidad
Veracruzana (UV) pidieron a las autoridades del estado que se rastree la
presencia de maíz transgénico y se tomen medidas precautorias para impedir que
su presencia se imponga a los cultivos generados a partir de semillas criollas.
Miguel Ángel Escalón Aguilar, investigador de la
Facultad de Ciencias Agrícolas de la UV, señaló en torno al maíz transgénico
que es necesario que las autoridades establezcan un principio precautorio,
porque no se tienen datos contundentes sobre si estos productos son inocuos.
En Oaxaca, Carmen Santiago Alonso, coordinadora del
Centro de Derechos Humanos Flor y Canto, anunció que organizaciones civiles y
pueblos indígenas recurrirán al Tribunal Permanente de los Pueblos para
denunciar al Estado mexicano por su indiferencia y omisión para defender el
maíz nativo.
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