viernes, 19 de abril de 2013

ATOLITO CON TODA LA MANO. LA CRUZADA CONTRA EL HAMBRE

Ruth Tamayo Hernández
Los romanos no eran nadita tontos. Ellos son los padres de la célebre frase de “Al pueblo, pan y circo”, una estrategia de control político que les funcionó al dedillo por centurias, para mantener los privilegios de su clase gobernante, ya fuese en su fase como República, con su Senado y sus representantes del pueblo, ya como imperio, con sus emperadores y principados. 
Y así igual estamos en México. A este pueblo pobre es tan fácil entretenerlo y darle migajas, que si los gobiernos pasados se inventaron el Progresa y el Oportunidades, como programas asistencialistas que en nada disminuyeron los índices de miseria, sino que antes bien los aumentaron, ahora el gobierno de Enrique Peña Nieto nos está recetando la mentada Cruzada contra el Hambre.

Pura simulación gubernamental. La Cruzada Contra el Hambre de Enrique Peña Nieto es el pan para los olvidados de este país, y el circo da función todos los días. Más bien es un circo que nunca cierra, y que al contrario se magnifica por las redes sociales y los medios de comunicación masiva.
Cada que llega un presidente a Los Pinos, elige como su principal bandera a los miserables de México. Se inventan programas millonarios para combatir el hambre de los necesitados, pero una gran parte de ese recurso se pierde en el mar de la corrupción. Y, además, sólo lo hacen para mostrarse ante el mundo como magnánimos, como personas que están combatiendo la pobreza.
El gobierno peñanietista no se quiso quedar atrás y lanzó su Cruzada contra el Hambre. Durante más de 70 años los gobiernos priistas han implementado programas para combatir la pobreza en México. Por ejemplo, en 1971 se creó el Conafe, para combatir el analfabetismo en las zonas rurales. En el 72, pusieron en marcha los albergues escolares; en el 75 comenzó la entrega de desayunos escolares. En 1980 se creó el Programa de Abasto Social. De 1989 a 1994, Carlos Salinas de Gortari hizo del Pronasol una gruesa red política que desplazó al propio PRI, modificando la organización por sectores e inaugurando las etapa de la tecnocracia. Pero, claro, el lema era erradicar la miseria.
En 1997, con Ernesto Zedillo nació el Progresa, y en 2002 ya con el gobierno blanquiazul, le cambiaron el nombre a Oportunidades.
Se nos ha dicho que este programa es modelo a nivel mundial y que incluso ha ganado premios por su organización y sus alcances. Sin embargo, a la luz de la verdad, vemos que todo ha sido pura simulación, ya que en siete décadas el número de miserables en México creció a 52 millones.
Según la Coneval, un 46 por ciento de los mexicanos carecen de alimentación para sobrevivir; y lo más triste del cuadro es que la misma Coneval, en contubernio con la Sedesol, eligieron a los 400 municipios que serán beneficiados con el programa peñanietista de la Cruzada contra el Hambre, municipios que ya se comenzó a decir son “los amigos de mi compadre”, ya que el propósito de este listado es que el PRI gane las elecciones en 13 estados que tendrán lugar este mismo año.
Por ejemplo, no están en la agenda de la Secretaría de Desarrollo Social los municipios que realmente tienen a miles de personas muriéndose de hambre. Desde un principio se generaron diversos comentarios del programa, en el sentido de que era político electorero y que Rosario Robles no garantizaba resultados positivos por los antecedentes turbios de la funcionaria.
Se generaron varias dudas que hoy las podemos despejar, mis estimados. Por ejemplo, la titular de la Sedesol nos limpió muy temprano las legañas de los ojos a los mexicanos, al dar a conocer la finalidad que tiene el gobierno federal con su mentada Cruzada Contra el Hambre. Los muy cínicos desvergonzados enseñaron bien rápido sus colmillos picudos. La Chayo aprendió ligerito la escuela de la televisora dueña de México y sin pensarlo mandó traer al ex presidente brasileño, Ignacio Lula Da Silva para que llame a los mexicanos, con lágrimas en los ojos como lo hace la tal Lucerito, y los convenza de que donen una monedita para sus semejantes en desgracia.
Estaremos reproduciendo el modelito del Teletón-to, para poder obtener recursos para las nuevas campañas que se avecinan en nuestro México lindo. Y, desde luego, como sucede con el Teletón-to, el pueblo pone el dinero, y otros presumen de ser buenos samaritanos, y hasta hacen que el gobierno les condone impuestos por eso, como ocurre con Televisa.
Tal vez la Soriana ya no va a querer soltar chelines para esos juegos, entonces Chayito se adelantó y lanzó su programa espectacular. Figúrense, mis estimados, que durante un mes realizarán subastas por Internet, concursos de fotografía y cortometrajes, promociones a través de redes sociales, conciertos musicales y varios foros y eventos, donde el invitado especial, como les dije desde un principio, será el ex presidente brasileño Luiz Ignacio Lula Da Silva.
Cada evento huele a recolección de varios millones de pesos, nada más les faltó algo muy importante: que el ex mandatario brasileños les dé sus orines a la Chayito y comitiva, para que aprendan a no robarse el dinero que recaben, que lo inviertan en los miserables de México y no en sus cuentas bancarias.
Estamos pero bien jodidos los mexicanos, seguimos conformándonos con espejitos.
Especialistas en pobreza ya calificaron la Cruzada Contra el Hambre como una burla para millones de mexicanos. “Si el gobierno federal tuviera interés en combatir el hambre, dijeron los especialistas, ya hubieran elevado el salario mínimo, hubieran generado empleos formales y mejor pagados y ya hubieran acabado con la exención de impuestos a los grandes empresarios y garantizar una soberanía alimentaria basada en que comamos lo que producimos”, citan.
Millones de mexicanos mueren diariamente por falta de comida. Cuando escuché a los especialistas en pobreza, casi me infarto: 25 millones de personas en México no tienen que comer y más de 12 millones de mexicanos están en pobreza extrema, según datos de la Coneval.
No piensen que es un chiste; estos resultados son verídicos y deberíamos alertarnos; deberíamos despertar, mis estimados, no sigan soñando con las churronovelas. Si el gobierno federal de veras quisiera terminar con el hambre en México, ya hubiera retomado los básicos que son el campo y la ganadería. Debemos producir al menos lo que consumimos a diario, ¿por qué fregados no le invierte dinero al campo el gobierno? Para ellos es más fácil simular que quieren disminuir a los hambrientos dándoles migajas.
De esa manera no se combate la pobreza, somos un país rico en tierras fructíferas y el gobierno sigue dándonos atolito con toda la mano a los mexicanos. Se hace como el Tío Lolo: 400 municipios fueron los elegidos para recibir el programa en su primer etapa, según Robles Berlanga, pero lo cierto es que todo es una simulación porque los municipios que realmente tienen alto grado de marginación no fueron agendados por la Sedesol, ni por las brigadas que enviaron los funcionarios.
Se habla de la colonia Simón Bolívar en Acapulco. Yo llegué a esa colonia recién fundada y llegué como contralora de la secundaria técnica 117; fue de nueva creación y llegamos a hacer de la escuela una de las mejores en el estado y la colonia llegó a crecer tanto que se consiguieron todos los servicios. Esa es la colonia Simón Bolívar que conozco yo; o al menos que haya otra con el mismo nombre.
Si a ese tipo de pobres vamos, en el municipio de Zihuatanejo hay colonias peores que la Simón Bolívar de Acapulco. Aquí hay personas que en pleno siglo XXI la gente carece de luz y agua en sus hogares, defecan a la intemperie y no piense que las colonias están a dos horas del puerto, están a diez minutos del destino de playa internacional. A eso se le llama marginación y olvido, señores gobernantes; dejen de darle al pueblo pan y circo.

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