Ruth Tamayo Hernández
Los romanos no
eran nadita tontos. Ellos son los padres de la célebre frase de “Al
pueblo, pan y circo”, una estrategia de control político que les
funcionó al dedillo por centurias, para mantener los privilegios de su
clase gobernante, ya fuese en su fase como República, con su Senado y
sus representantes del pueblo, ya como imperio, con sus emperadores y
principados.
Y así igual
estamos en México. A este pueblo pobre es tan fácil entretenerlo y darle
migajas, que si los gobiernos pasados se inventaron el Progresa y el
Oportunidades, como programas asistencialistas que en nada disminuyeron
los índices de miseria, sino que antes bien los aumentaron, ahora el
gobierno de Enrique Peña Nieto nos está recetando la mentada Cruzada
contra el Hambre.
Pura
simulación gubernamental. La Cruzada Contra el Hambre de Enrique Peña
Nieto es el pan para los olvidados de este país, y el circo da función
todos los días. Más bien es un circo que nunca cierra, y que al
contrario se magnifica por las redes sociales y los medios de
comunicación masiva.
Cada que
llega un presidente a Los Pinos, elige como su principal bandera a los
miserables de México. Se inventan programas millonarios para combatir el
hambre de los necesitados, pero una gran parte de ese recurso se pierde
en el mar de la corrupción. Y, además, sólo lo hacen para mostrarse
ante el mundo como magnánimos, como personas que están combatiendo la
pobreza.
El
gobierno peñanietista no se quiso quedar atrás y lanzó su Cruzada contra
el Hambre. Durante más de 70 años los gobiernos priistas han
implementado programas para combatir la pobreza en México. Por ejemplo,
en 1971 se creó el Conafe, para combatir el analfabetismo en las zonas
rurales. En el 72, pusieron en marcha los albergues escolares; en el 75
comenzó la entrega de desayunos escolares. En 1980 se creó el Programa
de Abasto Social. De 1989 a 1994, Carlos Salinas de Gortari hizo del
Pronasol una gruesa red política que desplazó al propio PRI, modificando
la organización por sectores e inaugurando las etapa de la tecnocracia.
Pero, claro, el lema era erradicar la miseria.
En 1997,
con Ernesto Zedillo nació el Progresa, y en 2002 ya con el gobierno
blanquiazul, le cambiaron el nombre a Oportunidades.
Se nos ha
dicho que este programa es modelo a nivel mundial y que incluso ha
ganado premios por su organización y sus alcances. Sin embargo, a la luz
de la verdad, vemos que todo ha sido pura simulación, ya que en siete
décadas el número de miserables en México creció a 52 millones.
Según la
Coneval, un 46 por ciento de los mexicanos carecen de alimentación para
sobrevivir; y lo más triste del cuadro es que la misma Coneval, en
contubernio con la Sedesol, eligieron a los 400 municipios que serán
beneficiados con el programa peñanietista de la Cruzada contra el
Hambre, municipios que ya se comenzó a decir son “los amigos de mi
compadre”, ya que el propósito de este listado es que el PRI gane las
elecciones en 13 estados que tendrán lugar este mismo año.
Por
ejemplo, no están en la agenda de la Secretaría de Desarrollo Social los
municipios que realmente tienen a miles de personas muriéndose de
hambre. Desde un principio se generaron diversos comentarios del
programa, en el sentido de que era político electorero y que Rosario
Robles no garantizaba resultados positivos por los antecedentes turbios
de la funcionaria.
Se
generaron varias dudas que hoy las podemos despejar, mis estimados. Por
ejemplo, la titular de la Sedesol nos limpió muy temprano las legañas de
los ojos a los mexicanos, al dar a conocer la finalidad que tiene el
gobierno federal con su mentada Cruzada Contra el Hambre. Los muy
cínicos desvergonzados enseñaron bien rápido sus colmillos picudos. La
Chayo aprendió ligerito la escuela de la televisora dueña de México y
sin pensarlo mandó traer al ex presidente brasileño, Ignacio Lula Da
Silva para que llame a los mexicanos, con lágrimas en los ojos como lo
hace la tal Lucerito, y los convenza de que donen una monedita para sus
semejantes en desgracia.
Estaremos
reproduciendo el modelito del Teletón-to, para poder obtener recursos
para las nuevas campañas que se avecinan en nuestro México lindo. Y,
desde luego, como sucede con el Teletón-to, el pueblo pone el dinero, y
otros presumen de ser buenos samaritanos, y hasta hacen que el gobierno
les condone impuestos por eso, como ocurre con Televisa.
Tal vez
la Soriana ya no va a querer soltar chelines para esos juegos, entonces
Chayito se adelantó y lanzó su programa espectacular. Figúrense, mis
estimados, que durante un mes realizarán subastas por Internet,
concursos de fotografía y cortometrajes, promociones a través de redes
sociales, conciertos musicales y varios foros y eventos, donde el
invitado especial, como les dije desde un principio, será el ex
presidente brasileño Luiz Ignacio Lula Da Silva.
Cada
evento huele a recolección de varios millones de pesos, nada más les
faltó algo muy importante: que el ex mandatario brasileños les dé sus
orines a la Chayito y comitiva, para que aprendan a no robarse el dinero
que recaben, que lo inviertan en los miserables de México y no en sus
cuentas bancarias.
Estamos pero bien jodidos los mexicanos, seguimos conformándonos con espejitos.
Especialistas
en pobreza ya calificaron la Cruzada Contra el Hambre como una burla
para millones de mexicanos. “Si el gobierno federal tuviera interés en
combatir el hambre, dijeron los especialistas, ya hubieran elevado el
salario mínimo, hubieran generado empleos formales y mejor pagados y ya
hubieran acabado con la exención de impuestos a los grandes empresarios y
garantizar una soberanía alimentaria basada en que comamos lo que
producimos”, citan.
Millones
de mexicanos mueren diariamente por falta de comida. Cuando escuché a
los especialistas en pobreza, casi me infarto: 25 millones de personas
en México no tienen que comer y más de 12 millones de mexicanos están en
pobreza extrema, según datos de la Coneval.
No
piensen que es un chiste; estos resultados son verídicos y deberíamos
alertarnos; deberíamos despertar, mis estimados, no sigan soñando con
las churronovelas. Si el gobierno federal de veras quisiera terminar con
el hambre en México, ya hubiera retomado los básicos que son el campo y
la ganadería. Debemos producir al menos lo que consumimos a diario,
¿por qué fregados no le invierte dinero al campo el gobierno? Para ellos
es más fácil simular que quieren disminuir a los hambrientos dándoles
migajas.
De esa
manera no se combate la pobreza, somos un país rico en tierras
fructíferas y el gobierno sigue dándonos atolito con toda la mano a los
mexicanos. Se hace como el Tío Lolo: 400 municipios fueron los elegidos
para recibir el programa en su primer etapa, según Robles Berlanga, pero
lo cierto es que todo es una simulación porque los municipios que
realmente tienen alto grado de marginación no fueron agendados por la
Sedesol, ni por las brigadas que enviaron los funcionarios.
Se habla
de la colonia Simón Bolívar en Acapulco. Yo llegué a esa colonia recién
fundada y llegué como contralora de la secundaria técnica 117; fue de
nueva creación y llegamos a hacer de la escuela una de las mejores en el
estado y la colonia llegó a crecer tanto que se consiguieron todos los
servicios. Esa es la colonia Simón Bolívar que conozco yo; o al menos
que haya otra con el mismo nombre.
Si a ese
tipo de pobres vamos, en el municipio de Zihuatanejo hay colonias peores
que la Simón Bolívar de Acapulco. Aquí hay personas que en pleno siglo
XXI la gente carece de luz y agua en sus hogares, defecan a la
intemperie y no piense que las colonias están a dos horas del puerto,
están a diez minutos del destino de playa internacional. A eso se le
llama marginación y olvido, señores gobernantes; dejen de darle al
pueblo pan y circo.
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