El Pais
La Suprema Corte de Justicia mexicana trató de cerrar el caso del indígena tzotzil Alberto Patishtán, preso en Chiapas desde hace 13 años, al fallar en contra de su liberación a principios de este mes, pero hoy el asunto está más vivo que nunca. Organizaciones de derechos humanos de todo el mundo han criticado la decisión judicial, que deja el futuro del maestro de escuela encarcelado en manos de un indulto del Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Amnistía Internacional (AI), desde su oficina en Reino Unido, asegura que el caso está “manchado por indicios de discriminación por la condición de indígena de Alberto”. Patishtán es el único condenado por una emboscada que hace 13 años mató a siete policías en una zona montañosa de Chiapas. La semana pasada EL PAÍS lo entrevistó en la cárcel de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), donde reiteró su inocencia. “Este no es mi lugar, no es mi casa, pero nunca he pensado en el tiempo que me queda, pienso en que tarde o temprano tiene que llegar mi libertad”, dijo.
El proceso que lo llevó a la cárcel con una pena de 60 años estuvo plagado de irregularidades. Sus abogados han demostrado que no se preservó la presunción de inocencia, que se tuvieron en cuenta declaraciones de testigos contradictorias y que se incorporaron al caso pruebas de manera ilegal.
La organización internacional AI, en una carta enviada a los cinco magistrados de la Corte tras la resolución, ha mostrado su preocupación por las “graves deficiencias” del sistema mexicano, que ha producido otros casos de notoria injusticia de indígenas procesados y sentenciados. La ONG pide a los juristas “un fallo ejemplar” que establezca jurisprudencia. “Las autoridades mexicanas tienen la obligación de asegurar que no se permitan injusticias que resultan del incumplimiento de los derechos fundamentales”, dice el escrito.
Javier Sicilia: "En México se fabrican
delincuentes para meterlos en la cárcel, pero los verdaderos están
libres matando a gente"
Para el líder del Movimiento por la Paz, el poeta Javier Sicilia, Patishtán es uno de los miles de “chivos expiatorios” que hay en el país. “En México se fabrican delincuentes para meterlos en la cárcel, pero los verdaderos delincuentes están libres matando a gente o enquistados en el poder”, dice por teléfono.
Los mensajes de apoyo al maestro han llegado estos días desde todos los rincones. La Confederación General del Trabajo (CGT) de España, en una carta dirigida a Patishtán, asegura que “hay una gran difusión del comportamiento dañino e inhumano del mal gobierno mexicano”. También el escritor británico John Berger expresó su “tristeza e indignación” por la “injusticia (y la estupidez)” del dictamen.
Desde el penal de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), Patishtán y otros 20 presos comenzaron esta semana un ayuno diario de 12 horas que mantendrán hasta el jueves para exigir la excarcelación del indígena. La lucha cobra fuerza dentro y fuera de los muros del centro penitenciario ahora que la decisión está en manos del Gobierno. La semana pasada, desde la cárcel, el maestro le envió un mensaje a Peña Nieto: “No le pido otra cosa más que busque la verdad, porque en la verdad está todo mi proceso”.
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