viernes, 1 de octubre de 2010

COMO EN STAN, CON MATTHEW SE OCULTA LA REALIDAD

El 4 de octubre de 2005, la naturaleza se ensañó con los pueblos de la Costa y Sierra de Chiapas. El entonces gobernador Pablo Abner Salazar Mendiguchía, ordenó a su fiscal General, el ex zar anti drogas del gobierno federal, Mariano Herrán Salvatti, maquillar la información del número de muertos, dando la cifra final de un total de 76, en el caso de Tapachula.
Y no más. Mientras, la realidad evidenciaba que el saldo rojo dejado a su paso inmisericorde por el huracán Stan, era de por lo menos tres mil las víctimas, como consecuencia del arrasamiento descomunal que las incontenibles de corrientes del río Coatán, realizaron de decenas de colonias asentadas tanto en su cauce original como en sus orillas.
Nadie avisó oportunamente a los muchos miles de seres humanos que ahí habitaban y casi dormidos, poco antes de las ocho de la mañana, algunos apenas si pudieron despertar para escapar de sus hogares y salvar sus vidas.
Hoy, nuevamente, la tragedia ensombrece a Chiapas, ahora en su zona noreste, a consecuencia de la devastadora presencia de la tormenta Matthew, que ha enlutado a muchos hogares en más de 38 municipios de seis de las nueve Regiones que conforman la entidad, al provocar graves inundaciones por las crecidas de las corrientes de ríos que han anegado y destruido escuelas, casas y cultivos, además de derrumbes de cerros, daños al sistema carretero y puentes, incluyendo uno muy importante de la Costa.
La información publicada por Cuarto Poder, nos precisa que es Yajalón, el municipio más afectado por el extraordinario fenómeno meteorológico proveniente del Océano Atlántico -entró por Nicaragua y Honduras-, al sentirse ahí con mayor intensidad en los últimos días. Además, se agregan Chilón, San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Jiquipilas, así como las costeñas jurisdicciones de Tonalá, Pijijiapan, Mapastepec y Acapetahua.
Pero la realidad de los acontecimientos ha empezado a ser deformada por los boletines oficiales. Las cifras gubernamentales en cuanto al número de fallecimientos en las zonas dañadas, oscila entre dos y cuatro, hasta el martes 28. La investigación del reportero de nuestro matutino, Heriberto Ortiz, establece que solamente en Yajalón suman siete los muertos y 12 desaparecidos, según las versiones de sus habitantes.
Un panorama exclusivamente de la cabecera municipal, es dado con mayor realismo y objetividad por el obispo de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, don Felipe Arizmendi Esquivel, al asegurar que los datos de la Administración estatal sobre decesos, no coinciden con la realidad.
Visita pastoral del prelado al municipio, programada desde principios de año, que le permitió vivir los momentos más difíciles de la llegada de la tormenta Matthew a Yajalón y actualmente brindar el apoyo espiritual a la feligresía católica.
Don Felipe, no está de acuerdo con el número de muertos manejado desde la perspectiva gubernamental, por lo que pide a las autoridades aclarar sus cifras.
Su denuncia es contundente: "Mientras oficialmente se habla de tres defunciones aquí, hay un testigo directo, un diácono digno de crédito, quien me afirmó que él fue al 'descanso' del panteón para orar por las víctimas, y vio como a 35 cadáveres, uno tras otro, en el suelo. Sin embargo, cuando después regresó con el párroco, ya sólo había dos. Hay muchos desaparecidos, algunos de los cuales seguramente son esos cadáveres que vio el diácono y esto es algo que debe esclarecerse".
Delicado el señalamiento del jefe de la Iglesia Católica en la Región de Los Altos y norte del estado, pues revela la absurda intención de Protección Civil del Estado, de ocultar los hechos, considerando, como bien lo describe el obispo, el daño tan terrible que sufrieron casas donde el nivel del agua llegó a casi dos metros, cubriendo de lodo y destrucción comercios, vehículos y otros bienes en la cabecera municipal de Yajalón.
Si eso ocurre en Yajalón, donde se da la presencia afortunada del obispo Arizmendi Esquivel, que no duda en cuestionar con toda ética la versión oficial, ¿qué estará ocurriendo realmente en los otros 37 municipios, donde la tormenta causó también daños severos?
¿De qué se trata? ¿Qué se gana con minimizar, como hace casi cinco años, los efectos devastadores de la naturaleza, principalmente en las zonas eminentemente indígenas del Centro y Norte de Chiapas? ¿No es acaso mejor que se sepa la realidad para poder convocar a la solidaridad del resto de los chiapanecos y en general de los mexicanos de todo el país, que pudieran voltear hacia nuestra entidad, en estos momentos tan difíciles para centenares de miles de seres humanos que sufren las inclemencias del mal tiempo?
El sol no se puede ocultar con un dedo. Menos, un desastre, como el que se vive en el vasto territorio estatal.
Muy grande es la desgracia para quienes desde siempre han vivido en la marginación ancestral y de pronto, lo poco que han logrado se pierde entre las aguas turbulentas derivadas de la poderosa tormenta. O aquellos que durante muchos años lucharon por la construcción de un puente y un camino para poder sacar sus cosechas y comercializarlas y ahora se encuentran destruidos.
Otra vez, como en 2005 con el huracán Stan, la Federación se verá obligada a apoyar con muchos miles de millones de pesos, la reconstrucción de la infraestructura destruida. Hoy, seguramente que esa ayuda económica tardará mucho más, ante la coincidencia de las tragedias similares sufridas en Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y Tabasco, con afectaciones todavía más cuantiosas.
Lo importante será que cuando ello ocurra, los chiapanecos habremos de estar muy pendientes para que tales recursos se apliquen con transparencia y en estricto apego a la ley, en beneficio de quienes lo requieran, para evitar que la pandilla de Pablo Abner Salazar Mendiguchía vuelva a sus fueros y siga burlándose de todos los chiapanecos.

*Premio Nacional de Periodismo
mrredondo@prodigy.net.mx

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