domingo, 21 de octubre de 2012

EN MORELIA, VEJACIONES A MUJERES

Gloria Muñoz Ramírez
Los de abajo

La Jornada 20/10/2012

En ese momento me informan que faltan compañeras… Una compañera y yo empezamos a buscarlas. Corrí, no medí las consecuencias, y cuando corría en el balcón, desde abajo, los policías comenzaron a dispararme muchas balas, eran bastantes policías disparando. Ya no pude resistir y me arrinconé.

Cerca de cuatro federales me agarraron y empezaron a insultarme; primero, un policía me golpeó en las costillas y yo le dije, ¡aguante! Él me dijo, ‘aguante qué, puta, querías andar de valiente, pues ahora vas a ver lo que se siente, hija de la chingada, andas aquí de puta de éstos, ahora vas a ser mi puta’. Y entre otros cuatro, cuando iba pasando, me daban macanazos en las piernas, y yo lo único que decía era, ‘¡aguante, aguante, espere!’ Tenía mucho miedo de que me hicieran algo más.”

“Cuando iba bajando las escaleras, lo único que sentí fue que un policía me tocó, y yo manoteé y otra vez comenzaron a decir, viejas hijas de la chingada, querían andar aquí, ahora se aguantan, van a ver lo que les pasa por andar de putas…” (Testimonio de Erandi, estudiante entrevistada poco después de ser liberada en Morelia).

En Tiripetío, Cherán y Arteaga, Michoacán, miles de estudiantes vivieron un infierno el pasado 15 de octubre, día en el que la fuerza pública ingresó a sus planteles y detuvo a 179 de ellos, liberando hasta este momento a 170.

El testimonio de Erandi no puede quedarse en el olvido, pues revela que Atenco está vigente, y que no puede permitirse que se sigan cometiendo abusos de ninguna naturaleza.

Además de la violencia dirigida a las mujeres, en Michoacán, los estudiantes refieren golpizas (circulan cientos de imágenes que lo demuestran), tortura sicológica, amenazas y vejaciones dentro de la procuraduría local, todo lo cual pone en entredicho la legitimidad de un gobierno que violó las garantías y, en el caso de Cherán, violó también la autonomía de un pueblo que tiene su propio gobierno, elegido por usos y costumbres.

Los policías federales ingresaron a Cherán aun conociendo que debe haber un respeto por nuestra autonomía, denuncia Salvador Campanur, comunero, para quien los hechos son una provocación, pues saben que puede haber reacción.

En estos momentos, en Cherán hay tensa calma. El poblado permanece vigilado por su guardia comunal, mientras se evalúan los siguientes pasos.

Por lo pronto, estudiantes, familiares, profesores y sindicalistas, quienes protagonizaron una de las marchas más grandes en la historia de Morelia, mantienen la exigencia de la liberación de nueve estudiantes que están siendo procesados.

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